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Muñeca de Marina Bychkova |
El reloj marcaba las cinco y media pasadas. René encaró los escalones de a pares, de alguna manera tenía que acortar distancia, apenas en diez minutos llamaría Laura.
Abrió la puerta jadeante justo en el instante en que sonaba la alegre musiquilla que había dispuesto como sintonía.
- Kokop da!!!-dijo intentándola sorprender.
- ¡Vaya!¡Pero si has aprendido hasta japonés! Ja,ja,ja - rió Laura.
-Bueno, sólo eso. ¿Qué tal el vuelo? ¿Y el hotel? ¿Y la ciudad? ¿Y.....?
- Eh!!!! ¡Para! Estoy realmente agotada, piensa que aunque haya podido dormir algo en el avión, llevo viajando más de quince horas, así que dame un chance,ja,ja,ja.
- ¿Y mis niñas? ¿Llegaron bien?- preguntó nuevamente.
- Estabas tardando en preguntarlo. Siiiii, no te preocupes, están todas bien, en perfecto estado.
- ¡No sabes cómo me alivia oírlo!- resopló.
- Lo se. Bueno,se suponía que esta llamada era para confirmar que habíamos llegado todas vivas, las conferencias a larga distancia son muy caras. Descansa y no pienses demasiado, ¿vale? Por cierto, escucha el mensaje que dejé en el contestador. Hasta mañana.
- ¿Qué mensaj.....? clic.........Sus palabras se perdieron en el pitido irritante y molesto de aquel aparato.
Lo colgó detenidamente, pensativo, dejó caer las llaves que aún llevaba en la otra mano y se dirigió silenciosamente a su cuarto.
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Muñeca de Marina Bychkova |
Loreta estaba sentada justo donde la había dejado esa mañana. Le alisó suavemente el cabello y la recostó sobre la cama.
Leonor seguía dormida en su pequeño bosque de hadas. Sobre la mesa le esperaban aquellas cabezas informes a la espera de su propia cara. René tomó una entre sus manos, se la acercó a su boca, la olió profundamente y le susurró al oído-"hoy empezarás a ser Diana"- y dicho ésto, besó dulcemente aquella bola de porcelana.
Tras unas horas de trabajo, recordó las últimas palabras de Laura, dejó a Diana sobre el escritorio,se puso en pie, estiró la espalda, fue a la cocina y se sirvió un vaso de agua, le dio a la tecla de mensajes mientras se lo bebía y escuchó ensimismado.
"Cuando oigas este mensaje, yo estaré lejos. La iniciativa de promocionar tus muñecas en Japón, no fue más que una excusa para alejarme de ti. Si logro venderlas, te enviaré hasta el último céntimo, no lo quiero, ellas son las que me alejaron de ti. Son tu mundo y yo en él no tengo cabida, me cansé de ser tu muñeca a escala, sólo deseo ser de carne y hueso."
Depositó el vaso en el fregadero, volvió a su estudio, tomó delicadamente la cabeza empezada y le dibujó unos labios sonrientes.
- Serás más hermosa que ninguna - masculló entre dientes.