Te vi, después de tan largo tiempo, te hallé,
esperando en la orilla de mi ilusión quedé.
Ya no revolotean mariposas en mi interior, pensé,
cuando saludas a los demás y embelesas con tu sonrisa
clavando en mi tus densas pupilas, me mentí otra vez.
Besaría hasta tu ira si con ello pudiera tomar las riendas,
domar los vacíos de mi quimera.
Mis besos, abrazos y mis caricias ansiarás haberlos tenido
aún no habiéndolos conocido,
cuando la fugaz brisa te traiga 
la dulce música de mi cordura,
que reza un pliego amargo de mi locura
por saber de tus manos rozar las mías.
Por saber del candor que conforta mis labios
cuando bajo mi llanto ahogo mis fantasías.
Soñar con el terciopelo de tu piel,
en la línea extensa que atraviesa convexa
todo el largo de tu ser.
Te vi y sentí tu suave aliento dulcificando mis deseos
como ayer.