Soñaba con que el humo del miedo se disipaba en la noche,
que la soledad inconclusa se perdería en el bosque.
Deseaba tanto ser libre que no importaba a que precio,
sin aprender primero, se lo jugó a un intento.
Lejos del mar anduvo, lejos del cielo,
errante por la tierra madre, lejos de todo consuelo.
Anodino, creído y soberbio, visceral y vanidoso
arrastrado por el viento.
Pulcro, sumiso y esclavo, a bemol de lo que dicta el fuego.
Las asaduras que lo enardecieron, las mismas que lo alimentaron
ahora enmudecen cual lamento, solo ante la evidencia,
solo, languideciendo.
Perdida la fuerza, el coraje, todo el arrojo, la valentía,
requiere esperar, detener, pensar, tan sólo que llegue el momento,
erigir con brío lo emanado, restituir los anales del tiempo.
3 comentarios:
Me gustaría sentir la libertad así, como tú la sientes.
Pero seguro que llegué tarde a esa cita que describes...
Gracias por todos tus comentarios.
Besos.
¡Genial! Libre por fin, a pesar de su pasado.
Gracias por pasarte por el blog y no estas nada mal.
Estaré al pendiente de tus poemas, cuentos y relatos.
Saludos
No sé por qué me siento triste tras leerlo. Quisiera entender la libertad, pero sin embargo siento tristeza. Me gusta tu vocabulario, la unión de tus palabras, la belleza del conjunto. Un beso, Ana
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